12 feb 2008

Armas Prestadas


- ¡Ríndanse, carajo, que están rodeados!

La arenga sonaba lejana, pero clara. Otras voces se unieron a la primera.

- ¡Salgan ahora, y no les pasará nada! -prometió, con su conocido tono de bajo, el teniente Yáñez, jefe del Tercio Táctico.

- ¡Salid ya, joder, o no os salvará ni la madre de Dios! -gritó uno con acento gallego.

- ¡Vamos, cojones, vengan pa'fuera de una vez!

- ¡Si no salen, vamos a tapiar la boca de la cueva! -prometió otro.

- ¡Y tendréis que comeros los unos a los otros como vuestros abuelos!

Un coro de risas llegó de afuera. Fue seguido de una salva de rifles, que repercutió en el fondo de la caverna, como si hubieran respondido desde allí a la descarga. Pero no era posible, los seis negros agazapados en la cueva sólo tenían un arma de fuego.

- ¿Betico, de onde tú sacate ese trabuco? -había preguntado Marsillí en su momento.

- Era de mi pai en la guerra -contestó orgulloso el recién llegado.

Por el tamaño parecía un toro, pero era muy joven. También tenía la inteligencia de un bovino.

- ¿Tu carnal se fajó en la guerra grande? -insistió el pícaro Marsillí con una sonrisa tan amplia que le puso la cara blanca.

- No, en la última guerra... -aclaró Betico sentándose en el suelo junto a los otros.

Eliécer, el delegado del Partido Independiente de Color, un joven mulato con generosas orejas llegado de la cabecera municipal, interrumpió patético el guaseo agarrando el arma.

- Es un rifle de un sólo tiro, pero es nuestro primer rifle. Y la guerra se gana tiro a tiro.

Ahora no parecía que fueran a ganar la guerra. Eran seis hombres escondidos en una cueva sin más salidas. Alciro había sido el único en rechazar la idea de guarecerse allí de las partidas de blancos que los acosaban. También había sido el único que no se emocionó cuando el delegado los convenció de incorporarse al alzamiento nacional de la gente de color. Mas pensó que permanecer en el pueblo por aquellos días era aún más peligroso.

- E mejor salir... -murmuró alguien.

Alciro quiso decir algo, pero Eliécer se le adelantó.

- Hermanos, en estos momentos la revolución no puede continuar, pero tenemos que permanecer con vida para que perdure nuestra causa. ¡Debemos entregarnos!

- ¡No, ustede tan loco! -masculló por fin Alciro-. Si nos entregamo, nos van a colgar a tos...

- No te precipites, Alciro, esto hay que negociarlo... -sentenció Eliécer, y gritó luego hacia la entrada de la gruta-. ¡Salimos, si nos garantizan inmunidad! ¡Repito: Saldremos, si nos dan garantías para nuestra integridad física!


(Continuará...)

11 comentarios:

  1. ¡Hola Güicho! te contesté allá aunque tarde pues no te había visto antes, ya había vuelto a publicar y no me di cuenta; sin embargo, pienso ahora, me quedaron unas cositas, que no tienen nada que ver con tu propuesta de hoy... habrá que esperar a que termine ese continuará tan prometedor.
    Pensaba que la evasión no es selectiva para ufanos, claro que no.
    Es muy agradable en realidad que un hombre apuesto te diga, aunque sepas que se lo está diciendo a 2 ó 3 más, que eres la mujer de su vida, que hasta conocerte no había sabido lo que era el amor y que le haces pagar todo el mal que ha hecho y que eres perfecta y bella y todo eso; es precioso... ¿qué no? Sólo que a los 2 meses sin cambiar de guión empieza a resultar un poco monótono. Eso puede también hacerte huir aún cuando el chico sirva de modelo perfecto para el David de Miguel Ángel. Mi próximo inmigrante lo buscaré de habla no castellana, para evitar interferencias en los placeres del amor... ah, esos sonidos al oído... sin significado y sin repeticiones perceptibles... Por cierto, lo de la hepatitis tampoco sirve, este muchacho dice que el amor está por encima de la enfermedad y de la muerte. Así, tú me dirás ¿quién se escapa?

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  2. Me recordaste a Sanokan y a Yañez de Gomara su lugarteniente. Si le hubieras puesto Arencibia al Jefe de Cuerpo Táctico estaríamos en San Nicolás del Peladero.

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  3. Veo que le echaste mano al movimiento de los independientes de color y la guerra del 12. Aline Helg le dedicó hace años un librito interesante: Our rightful share que se publicó en Cuba con una traducción de Tabares del Real como "Lo que nos corresponde". Vale la pena leerlo.

    Estos diálogos étnicos que bajas son bien graciosos

    saludos

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  4. Güicho asere, acaba de colgar la continuación, que me tienes chequeando el blog con la misma impaciencia con que las viejitas chequean la pescadería a ver si llego a merluza!
    e-brazos!

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  5. BGuichi! esto esta buenisimo, bueno a mi siempre me parece interesante lo que nos cuentas, pero mi onda contigo es la pornoeromistithrillerrompecorazones vinnetas autobiograficas... esas si que si!!!

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  6. Ah! Catik... a los piropos de los hombres hay que saborearlos como a un buen trago... hasta ahi... si te buscas el proximo de habla no castellana... vas a perder la poesia del sexo...

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  7. Analista,
    creo que en Borneo también habían unos autóctonos prietos, melanesios, desplazados por los dayakos. Con tu comentario estaba tratando de acordarme de los ayudantes malayos (o eran hindúes?), ya: Tremal-Naik y Kammamuri. Los saqué de la quinta sub-capa del cerebelo. ¡Qué absurdo!, porque son nombres de personajes de libros leídos en la infancia, y sin embargo no me acuerdo de nombres de algunas figuras reales de hace mucho menos tiempo.

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  8. Osvaldo,
    si lo encuentro, me lo leo. Creo que la represión de los negros en 1912 fue muy efectiva, tal vez la más "lograda" hasta la llegada del Castrismo.
    Saludos

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  9. JC,
    arriba, que llegó la merluza!
    Saludos!

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  10. Grieguita,
    esto es sólo un ejercicio adicional para amenizar, pero al vicio volvemos hasta por inercia.

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  11. A ese episodio de la República le dedicaban tres minutos en la clase de Historia, ni una hoja en los libros de textos y muchos menos una tarea. Nada, que parece volao que le metas caña al tema, así de paso sacamos a la luz, como fue que finalmente cuadraron la caja nuestros tataras para que siguiera el café con leche.
    Nos vemos, tony.

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