22 abr 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 22

Del pensamiento guevariano: ...yo que nunca bailo y a este cabrón chino se le ocurre pedirme una polka...

Junio 19 de 1967
[…]
El caserío no tiene nombre, pero sí un alcalde llamado Calixto. Estos bolivianos son como las gallinas: si te acercas, huyen. Al menos Calixto dio la cara, o sea, una vez que lo cazamos corriendo tras él por el patio de su choza. Se negó a vendernos comida, y tampoco quiso darnos información sobre los movimientos del ejército. El Tuma quería propinarle un tiro, pero ordené confiscarle la comida solamente.

Los tres comerciantes que arribaron al caer el sol pasaron por la posta sin ser vistos. Y no sólo eso, sino que también traían un revólver y un fusil, algo bastante raro para unos viajantes de comercio. Según Calixto, son comerciantes del pueblo de Postrer Valle y viejos conocidos suyos.

Junio 20 de 1967
[…]
El Ñato entró en confianza con Paulino, un chico del caserío y novio no autorizado de la hija de Calixto. Paulino le contó al Ñato que el viejo Calixto es un degenerado y que no lo acepta como novio de su hija. Y que el título de alcalde se lo dio el ejército al pasar por aquí el mes pasado. Hice traer al pibe para interrogarlo mejor. Así nos enteramos de que la hija de Calixto lo quiere mucho, y de que ya han tenido un encuentro carnal junto al río. Dos veces, incluso. Además, la muchacha le dijo a Paulino que los tres comerciantes eran un teniente y dos soldados en misión de espionaje.

Rodeamos el rancho de Calixto y anunciamos que, si no se rendían los militares, todo el mundo sería fusilado. Paulino vino a la carrera para pedirme que no fusiláramos a su novia. No tenía nada en contra de que liquidáramos a su suegro. Le prometí que a la muchacha no le pasaría nada. Paulino se alegró. Luego se acercó a la casa. Se recostó del muro y se puso a dar voces para recordarles a los soldados su deber con la patria y su honor militar. Lo sacamos a rastras cuando empezó a cantar el himno nacional boliviano. Ese chico promete, sólo necesita una ideología.

Poco después salió uno de los sitiados. Era el teniente y lloraba como una nena. Pidió clemencia, alegando que él era apenas el suboficial del puesto de policía de Postrer Valle y que cumplía órdenes de un coronel del ejército, que invadió su aldea con una compañía de infantería. Sus dos acompañantes resultaron ser otro policía y el maestro del pueblo. También se entregaron. A Calixto, en cambio, tuvimos que caerle atrás por el patio para atraparlo. Ordené fusilarlos a los cuatro. Tuma ya se los llevaba, cuando me lo pensé mejor y decidí perdonar a Calixto y al maestro. Tuma se llevó a los otros dos. Mas acto seguido mandé al Ñato con instrucciones de que la ejecución fuera simulada únicamente. Los trajeron al rato. Olían mal. Les leí la cartilla sobre la ética de la guerra: El engaño es un privilegio de los revolucionarios. Creo que no volverán a espiar en su vida.

La reunión de análisis dejó claro que los espías enemigos pudieron pasar la posta por culpa de Aniceto. Lo mandé a buscar. Lo encontraron dormido en plena guardia. A él y a Chapaco. Fueron sancionados a no comer del puerco frito de hoy, ni del asado de mañana. Tampoco se les permitió probar el sabroso potaje de la cena, ni el arroz con leche con azúcar tostada. Los senté a comer pan de maíz en medio de nuestra suculenta cena.

[…]

6 comentarios:

  1. Me encanta que hayas colocado la crueldad de este personaje en su justo lugar, en el terreno aplanado de su imbecilidad.

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  2. Sr. Guicho,
    Le comento que una amiga fue a consultarse con su medico en New Jersey y como obsequio de Pascuas permitio que el galeno, en su lap top leyera parte del diario de campana del asesino Argentino que Ud. encontro.
    Me cuenta la dama que ambos gozaron de lo lindo y ya cuenta Ud., con dos nuevos lectores en estos lares...Aguardo con ansia,yo tambien, su fina ironia...

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  3. Lázaro, Diana, Zoé & Frida,
    esto no se acaba hasta octubre del 67. A menos que el indio que me vende las páginas una por una quiera subirme el precio.

    Frida,
    me alegra enterarme de eso.

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  4. Muy a proposito estas lecciones del sadismo guevariano. A un tio mio lo llevaron varias veces ante el peloton de fusilamiento en la Cabana y le dispararon con salvas, casi siempre a la medianoche. Fue justo en 1967, ya el Che estaba en Bolivia, pero quedaban sus alumnos.

    (Veo que hasta la dilecta Frida se ha afiliado al Guicho Fan Club).

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