24 jul 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 43

Neandertal vs. Cromagnon: Las similitudes son sorprendentes, pocas las diferencias y varias las incógnitas. ¿Influyó el reborde supraorbitario en la extinción del primero? No hay la menor prueba de que el cromagnon fuese más inteligente. Tendría, acaso, un mayor instinto de conservación, probable producto del uso y abuso de drogas y brebajes. El neandertal, en cambio, parece que sólo tomaba mate.

Agosto 25 de 1967
[…]
Los soldados de ayer volvieron sobre sus pasos por el margen opuesto del río. Faltaba uno. Me preocupó que hubiera ido a buscar refuerzos. Los 7 guardias acamparon casi frente a nosotros. Se pasaron toda la tarde soltando tiros al aire y voceando a “Goguito” y “Luchito.” Insoportable, poco nos faltó para abandonar el escondite y atacarlos. Cuestioné a los cazadores, sospechando que la cosa era con ellos y que eran amigos del ejército. Juraron que no era ese el caso y que no se llamaban así, sino Hugo Guzmán y Luis Aruni. No me convencieron del todo.

Los macheteros han optimizado su deficiencia. En todo el día abrieron apenas unos 100 metros de camino. El nuevo esquema de trabajo de la brigada de Miguel consiste en mandar a Urbano a preguntarme alguna cosa y parar el trabajo hasta recibir respuesta. Si bien no anoté todas esas consultas, puedo enumerar aquí algunas: que si había un aguatero designado o tenían que autoabastecerse de líquido (puse a Aniceto con tal de que no se detuvieran); que si debían mantenerse cerca del río o podían desviarse buscando un suelo más seco (preferí lo primero para retrasar nuestro próximo extravío); que si debían volver para el almuerzo o se les llevaría el rancho (contesté que hace meses que no se almuerza en el ELN); entre otras.

El duro enfrentamiento en Monte Dorado mencionado en la radio coincide con la zona donde suponemos que Joaquín mantiene el segundo frente. Es importante que los hombres de Joaquín se mantengan fogueados y hostigando al enemigo. Nuestra columna no pretende acaparar todos los honores de la lucha. Esta noticia ha despertado un sutil espíritu emulativo en todos nosotros, así que anuncié que mañana sorprenderemos a los 7 soldaditos. Camba tuvo un desmayo.

Advertí a Chapaco de que tiene que lavar esos pantalones en cuanto el río esté despejado.

Agosto 26 de 1967
[…]
Desastre. Los soldados nos sorprendieron. Se dividieron en dos grupos y se desplegaron: 2 vinieron directo y 5 buscaron un vado más abajo. Me disponía a organizar la defensa en el flanco inferior, cuando Olo, que estaba de jefe en la emboscada frontal, se precipitó y abrió fuego tan pronto los soldados entraron en el río. Los 2 guardias retrocedieron a la carrera por su orilla. Los 5 soldados más abajo también se replegaron, internándose en las malezas. Por tanto, envié a la reserva táctica, Inti y Coco, hacia el curso superior en persecución de los fugitivos.

En un momento dado los 2 soldados se detuvieron de súbito, se atrincheraron y comenzaron a disparar, obligando a Inti y Coco a realizar un trote extremo en sentido contrario por nuestra ribera. No me inquieté, ya que Inti y Coco se movían en zigzag con gran agilidad, pero de repente empezaron a correr en círculo. Observaba perplejo como el serpenteo de sus pasos se había convertido en un rodeo, con impactos de balas alrededor. Entonces comprendí que alguien de nuestro lado también les disparaba. Fui corriendo y descubrí que era Eustaquio, totalmente desinformado de la situación por parte de Olo. Le arrebaté el arma y la arrojé lejos. Cegado por la ira, busqué a Olo y salté como una fiera sobre el inepto jefe de la emboscada. Le puse la pistola en la cabeza y lo descalifiqué severamente mientras lo zarandeaba por el cuello de la camisa. Tras propinarle dos patadas pude controlarme, por suerte, y organicé la retirada antes de que el enemigo se reagrupase.

Salimos por el sendero de los macheteros. Después de unos metros los alcanzamos y continuamos ya sin senda, orientándonos por el sonido del río. El Moro nos retrasaba. Si bien ha ido evolucionando de forma positiva y ya puede flexionar la pierna derecha, la otra está inerme todavía y tiene que arrastrarla. Lo malo es que el lumbago también ha ido regresando parcialmente. Llegó un momento en que no pudo seguir y lo tuvimos que dejar atrás en aras de la seguridad colectiva. Se le entregó un peine de munición adicional. Le pregunté si necesitaba alguna otra cosa. Contestó, con voz ahogada, que una lata de leche condensada. No había.

Luego penetramos en una quebrada con una clara pendiente. A determinado nivel coloqué a Miguel con 6 combatientes como escalón defensivo. Seguimos internándonos en el cañón lo más posible para parapetarnos y pasar la noche.

Todo parece indicar que el enemigo no se atrevió a perseguirnos. No hubo cena.

[…]

6 comentarios:

  1. Una vez más, y más, que pedimos los diarios sin cesar, único. Permítame esta vez señalar el texto de pie de foto, "Neandertal vs. Cromagnon"!!!

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  2. Eustaquio dando volteretas, jejeje, cayéndose a balas entre ellos mismos.

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  3. Guicho ya busco tus post como una aspirina para mi dolor de cabeza. Comiquísimas las crónicas, me rio sola.

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  4. "Goguito" y "Luchito"

    Uno Hugo y otro Luis y no era con ellos porque no se llamaban así.

    Genial-

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  5. Oye, pero todos esos tipos debieron haber establecido un club de sadomasoquismo; Che, el Sadista y sus muchachitos Masoquistas. Estuvieran vivos y millonarios!

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  6. Me dí una vuelta por acá para ver si había caído algo nuevo, repasé nuevamente y volví a reir.
    Gracias

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